martes, 12 de octubre de 2010

¿Hemos cambiado?


Cuando llegamos a este país maravilloso, jamás pensamos en cambiar nuestras costumbres. De hecho no las hemos cambiado. Seguimos comiendo arroz, frijoles, carne puerco, tostones, yuca con mojo, hablando alto, jugando dominó, en fin que no hemos cambiado del todo. Porque indiscutiblemente si hemos cambiado. En Cuba, usted llegaba a una casa, y estaban cocinando. ¡Oh, qué olor! Acá no. Cuando llegué, yo veía a mi cuñado con velas en la casa, un extractor en la cocina. Terminaba de cocinar, regando spray en toda la casa, y yo decía: ¿Y esa ridiculez? ¿Cuándo se ha visto en Cuba tanto lío por sentir olor a comida?

Pasaron seis meses y soy yo él que enciendo las velas, ayudo a mi esposa con el spray, abro las puertas…no resistimos el aire acondicionado y el olor a comida. Asimismo pasó con el agua embotellada. Cuando en Cuba, tomábamos agua que no fuera la de la pila. Sabe a lo mismo. Tiene el mismo sabor. Dos meses después, mentiras no saben igual. Jamás sabe igual. La diferencia es abismal.

En definitiva que no hemos cambiado mucho solo que ahora, casi no podemos caminar, no podemos vivir sin aire acondicionado, tomamos agua embotellada, no soportamos el olor a comida, usamos servilletas, tissue, alcohol con olor para las manos…y el periódico solo sirve para leer, entre otras cosas. ¿Hemos cambiado? Bueno un poquito, pero casi ni se nota.

El GPS y yo


Algo que extrañan todos los cubanos que llegan a los EUA y no viven en Miami, es la comunicación abierta que hay entre las personas, sobre todo cuando se sienten pérdidas o buscan una dirección. Es cierto que muchos ahora me dirán y acaso los americanos de la ciudad de Sarasota no son capaces de dar un “norte” a los que están perdidos. Pero les dije “comunicación abierta”. Es por eso que después de varios chascos, decidí buscar un GPS.

¡Wow! Todos los que tienen uno, me dicen lo fácil que es de usar, lo provechoso, lo espectacular que es tener uno. Pues voy a tener uno, para eso trabajo, me dije yo. Reuní y me lo compré. Lo puse en idioma español. Estoy más perdido que nunca. No hay maneras que le pueda poner yo la dirección a donde quiero ir. Son pasos tras pasos. Los otros días el consideró que no podía dar vuelta en u en una calle, y me hizo darle la vuelta a la manzana. La voz aquella empieza como si uno fuera un recién llegado que no sabe a dónde va, “manténgase a la derecha, manténgase a la derecha, manténgase a la derecha, manténgase a la derecha”, y que me he mantenido y adonde me has traído tu. Si se te ocurre decirle que no quieres evitar los Turn Pike, los vas a pagar todos, y si coges la opción que los va a evitar, vas a pagar el doble de la gasolina.

Por supuesto cuando habló con los otros, es culpa de la tecnología que lo complica todo, y que nunca sustituirá a los seres humanos. Cuando razono solo me doy cuenta, que la tecnología esta avanzada y no acabo de cogerle la vuelta.

En fin que a veces recuerdo cuando le decía a alguien, mi socio donde queda esta dirección, y luego de explicarme caminaba en el mejor de los casos, hasta llegar a mi destino…cuando lo hago, me abrazo de mi GPS y espero paciente a que él me diga “Usted ha llegado a su destino”.