miércoles, 28 de julio de 2010

Los espectaculares nombres de los trabajos.

Una de las cosas a las cuales nos adaptamos casi todos es, a decir en mi país, en este caso Cuba, yo era, y decir a lo que uno se dedicaba. Como si el avión te hubiera despojado de tus conocimientos. Alguien me dijo cuando te pasan el detector de metales te llevan el título y todo a lo que tú te dedicabas.
Pero empiezas una nueva etapa, por la cual pase yo. Luego de buscar muchísimos trabajos y aplicar en muchísimas profesiones y lugares, alguien me dijo: ¨Te conseguí para housekeeping... ¿lo quieres?¨
Cuando te lo dicen asi sin tu esperarlo, con un acento medio americano, tu dices…¨oyeeeeee eso suena buenísimo¨, y alguien que se da cuenta que no entendiste te dice… ¨limpiar piso en casas¨. Luego un amigo me dijo si alguien te pregunta en Cuba, tienes que decir yo soy de ¨maintenance¨, y si lo quieres decir en español di mantenimiento, suena muy bien. Al principio me sentí atraído a la idea, pero después pensé en el ridículo que podría hacer si alguien en mi familia, lo descubría… jajajaja, el mantiene el piso limpio, sería la más honorable de las burlas, así que decidí decir la verdad.
Luego alguien me sugirió sacar la licencia de CNA, que significa por sus siglas en inglés, asistente certificado de enfermería.
Un conocido que luego pasó el curso y logró sacar la licencia me comentó. ¨Aunque me torturen yo digo CNA y no digo nada. ¿Tú te acuerdas la fama de los enfermeros en Cuba?¨ La verdad que el comentario hacía dudar al más deseoso de salir adelante en esta crisis económica que vivimos. Y qué decir de los comentarios sobre lo que supuestamente es lo único que hace un CNA en un Nursing Home o Asilo de viejitos como se le dice allá… ¡Limpiarlos! Ufffff. Pero queremos seguir adelante, y aunque este es el comentario real de aquellos que no conocen la labor pues ignoran algunas que otras tareas que realizan los CNA.
De ahí que otro amigo me comentara: ¨Si paso el curso le diría a mi familia que paso un curso de lavar manzanas, pero jamás para limpiar viejitos¨. Jamás podré describir el tono con que lo dijo pero les aseguro algo, nada mas de recordarlo me rio.
Lavar manzanas, mantenimiento o sencillamente el nombre de tu nueva profesión en inglés podría darte una sensación de grandeza que no hay, solo piénsatelo, somos cola de ratón porque no quisimos ser de león. Aunque creo que encontraré acá muchísimos nombres espectaculares de las nuevas ocupaciones. De eso les hablaré más.

Sarasota S.A: El día que dejé de llamarme Isaac

Sarasota S.A: El día que dejé de llamarme Isaac

sábado, 24 de julio de 2010

El día que dejé de llamarme Isaac

Otro de los rollos de los recién llegados son los chequeos médicos, que por lo general, tu familiar te lleva pero no puede quedarse. Aunque en mi caso mi cuñado podría quedarse que es otro más que no habla ni entiende español.
No describo la clínica por temor de que alguien en la Isla, quiera que yo haga comparaciones, y lo cierto que allá, no hay punto de referencias.
Nos dio la bienvenida una señora agradable, que cuando nos dio las primeras palabras y vio que nos sonreímos y dijimos que si con la cabeza nos dijo: ¨un momento¨. Dos minutos después llegó con una traductora quién nos dio los primeros detalles.
La inmigración esta creciente, es por eso que la traductora tuvo que atender a varias familias, y fue cuando me cambiaron el nombre.
Empecé a notar que no me llamaban, y por absurdo que parezca la gente que llegaban después que yo, entraban, luego de que la enfermera llamara a un tal ¨Aisac¨. Pensé que era alguien que había ido al baño, llegué a hacer señas a la enfermera a un viejito que dormía plácidamente a unas butacas de mi, y llegué a vociferar en la sala de al lado ¡Aisac! ¡Aisac!. Pero fue en vano.
La traductora volvió, y turbada me dijo: ¿Aun no lo llaman? No lo puedo creer.
Al instante volvió con una sonrisa, ¿No es Usted Aisac? No, mi nombre es Isaac, respondí seguro. Dos palmaditas en la espalda me dio la señora y me dijo, me temo que en Norteamérica, nadie te va a llamar Isaac, acá tu nombre es Aisac.
¡Wowwww! Hasta los latinos a veces me dicen Aisac. Realmente, ya me he adaptado, pero recuerdo este día, como el día en que dejé de llamarme Isaac.